noviembre 13, 2012

Poesía

      

Allí

Allí está ella,
allí está él,
cortándose,
arrancándose la piel.

Allí está ella,
allí está él,
algo tontos
viendo su sangre correr.

Allí está ella,
allí está él,
tristes, pensando
que nadie entiende el porqué

Allí está ella,
allí está él,
y tu pasas,
los miras y no los ves.

Karen Contera




Alma inocente, muerte injusta
(a modo de oración)

Una rosa que se seca,
un árbol que se muere,
una vida que no volverá,
el llanto de una familia
a raíz de su partida.
Si podría haber soñado,
Si podría haber crecido,
¿por qué no pudo lograrlo?
Una injusticia, una muerte,
Un alma muy inocente
que se esfuma, se despide.
Inocente, olvidará
ya sus sueños y sus metas.
Luego de aquella salida
Ya nunca ella regresó.
¿Culpable será su padre?
Ya no se sabrá, se fue.
Justicia pide la gente
por un alma inocente
que se quedó sin soñar.
Si ya no pudo jugar,
Si ya no pudo gritar
que quería ser feliz,
desde el cielo ella anhela
libertad, posibilidad,
una oportunidad.
Que ya no paguen niños,
que ya no haya maltratos.



-Tú eres mi mundo injusto,
me separaste aquel día
de la vida, de mis sueños.
Me separaste aquel día
de mi familia. Aquel día
en que perdí la razón.
De mi entender yo te pido
que me respaldes y apoyes,
que los niños como yo
ya no mueran y que sueñen,
y que luchen por la vida,
que vivan lo que yo no:
la esperanza del vivir,
la esperanza del amor.

Camila Da Rosa



Amanecer

         Versos de esperanza, aunque con pie quebrado


                                                  
                                        Escucha la lluvia                                     
                                    de fuego caer.                                    
                                           Aviones arriba,                                             
abajo soldados
  en masa,
        mostrando la fuerza,
 la vergüenza,
 única que muere,
muere sin un nombre.


Escucha a los perros

aullando ahora
un himno, llamado
de fe y de gloria.
Histeria y miseria:
hoy la compañía
perdió al fin la guerra.


Pido perdón

por soñar,
 de acuerdo no estar
con la realidad
que vende libertad.
 Este amanecer
 ceguera me da.


Escucha ese bombo

muy mal  entonado,
otro protestante
que cruzó la línea,
que busca su sueldo
en el otro lado.


¿Se escucha otro amén?

Ya no importa dónde
ni cómo estén.
¿Quieres estar libre,
libre de pecado?
Dame veinte, dame,
y todo arreglado.


La propaganda escucha:

Tu hogar está
donde tu corazón
 está.
Pero qué descaro,
el corazón de todos
no late igual .



Pido perdón si vivo

fuera de esta mentira.


Este sólo es

el amanecer
del resto de nuestra
vida,
dormida.


Leonardo Anández





Historia de amor 
(en tercetos y cuartetos)




Desde aquel  primer día
en que yo te conocí
supe que eras para mí.

No lo tuve que dudar.
Sabía que era contigo
con quien yo quería estar.

Nunca seguí mi cabeza,
siempre a mi corazón,
sabía que de esa forma
haríamos lo mejor.

Muchas cosas se impusieron
para al fin juntos estar,
pero unidos enfrentamos
lo que había de verdad.

Pasamos ya varias cosas
que pudimos solucionar
porque aquello que tenemos
no es vano, es realidad.


Somos corazones nobles, 
dispuestos ambos a amar
a dar por ello la vida,
más que eso, mucho más.

Vamos a romper el mito
que nada por siempre dura.
Yo contigo quiero estar
porque la dicha sí perdura.

Nos encontramos aquí
compartiendo nuestras vidas:
dos locos enamorados
y creciendo cada día.

Juntos vamos a estar,
juntos hasta el final,
sin dejar de luchar
y felices de verdad.

Gracias a vos, yo te digo,
por enseñarme a amar.
Te amaré toda mi vida, 
después de ella, mucho más.

Noelia Valdomir



La espera


I

Como una tormenta cruel
que a una aldea azota
se encuentra mi alma ahora.
Ya no hay luz ni oscuridad,
ya no hay nada que pueda pensar.

No sé qué más intentar
sólo queda esperar,
esperar un día incierto
que ella vuelva y me recuerde
la condición del vivir.
Esperar que tú me digas
aquello que quiero oír
…sé que no será así…
esperar, esperar
           y esperar
que mi alma algún día pueda soñar.


II


Esos recuerdos me siguen,
tanto los corro:
no sé si existen.
Un velo oscuro hay en mis ojos,
 sólo permite ver el monstruo.
Sumergido en un laberinto de piedra
mi corazón se encuentra,
 espera algún día poder liberarse
de tu condena,
de esta pena que a mi alma 
envenena.

Karen Contera



Llanto (en pie quebrado)



Ella lo quiere aún.
Él la sigue queriendo.
El dolor que le han causado
ha desconfiar la ha llevado.
Por amor todo ha dejado.
Llora,
llora 
y huye de él,
de aquel que su corazón
ha destrozado.
Sus ojitos se han cerrado
para recordar lo más
hermoso del enamorado...
Un mal recuerdo la inquieta,
sus mejillas se han bañado
en lágrimas de cristal.
El dolor que ahora tiene
es a causa de su amado.

Alena Núñez



Perdiendo el tiempo


Dando vueltas por tu casa,
perdiendo todo tu tiempo,
sin obligación, tú sola,
desperdiciando tu sueño.


También soy una pérdida
como vos, viviendo el día,
pero si querés ayuda
tu tiempo yo gastaría.


Dime por qué estás ahí,
desgastando tu aliento,
cuando conmigo podrías
malgastar mejor tu tiempo.


Nada o poco me importa
si soy o no de tu tipo,   
                            no me hagas dar más vueltas                             
y hagamos algo juntitos.


Tal vez te hayan mentido,
de eso me ocupo yo,
porque tan solo querría
gastar mi tiempo con vos.


Leonardo Anández


Prohibido amor

De niños crecimos juntos.

A vivir me enseñaste.


Mi gran amigo del alma,

un día te declaraste

llenando mi corazón

de alegrías y tristezas.
Mi corazón te entregué.
Te perteneció mi alma.
La vida nos desafió
un problema presentando,
una nueva vida al mundo
sin darnos cuenta alumbramos.
Topamos con un dilema: 
enfrentar o escapar.
El destino tentador
así probó nuestro amor.
Afrontar fue nuestra opción.
Nuestras almas se juntaron
Y de allí hasta el altar
No miramos hacia atrás.
Su amor prohibido está.
Sus vidas no eran iguales,
Sus situaciones sociales
Los hubo  de separar.
Ella, como niña rica
expectativas dejó.
Él, como niño pobre
Condenado quedó.
Habrán de escapar juntos
Con sueños por qué luchar,
Donde puedan encontrar
Deseada felicidad.



Micaela Pérez  



¿Quién habrá sido el culpable?


Era tan puro, era tan noble.
Era tan sublime, era tan elegante.
¿Quién habrá sido capaz de tal cosa?
¿Quién querría la vida quitarle?
¿Quién fue capaz de tal atrocidad?
Lleno de vida estaba
Y algo o alguien se la quitó
Ya sea por envidia
O por pura maldad
Lo único que sabemos
Es que “gracias” a un imbécil
Hoy hay un Mar Muerto
Y pronto habrá más
Si no lo detenemos.


Verónica Perdomo


Poema publicado en la revista “El tomate verde (revista ecologista de niñas, niños y jóvenes)”, Año X, Nº 55. Nov./ Dic. 2010


Soledad

-Hay soledad en tu rostro
¿Qué es esta desdicha tuya? 
Tu mirada está ausente
Pero tu cuerpo está erguido.
Tus ilusiones se han ido,
tus sentimientos huido.
¿Qué te ha pasado mi amigo?
La oscuridad te ha hundido.
-Aún recuerdo sus manos,
sus caricias, sus abrazos.
Tan sólo con escucharlas,
eran tan sabias palabras,
que cobijaban mi alma…
Pero al llegar la mañana
su presencia ya no estaba,
¡la de mi madre amada!
-Son tan tristes las palabras,
ésas que ahora tú dices, 
esa tristeza que emerge,
que luego deberá irse.
Habrás al fin de correr
las cortinas de la noche
hasta que ha de alborecer
cada día sin reproche.

El frío estaba soplando,
el crepúsculo asomaba,
los pájaros que pasaban
hacia su nido volaban.
El hombre estaba sentado,
su propio llanto lo ahogaba.
¡Era tan grande su abismo!
Lo espera un largo camino
sin su tan aliada guía…
solo le queda su amiga.

Carmen Magallanes





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